La pedagogía se basa en un proceso reflexivo y sistemático
de la educación (Isaza, 2011), en el cual incorpora la dimensión de
enseñanza-aprendizaje a modelos, por medio de referentes lingüísticos, comunicativos y científicos para dar cuenta de
problemáticas y conocimientos enmarcados en áreas disciplinares específicas.
Sin embargo se debe lograr una especie de puente entre los códigos y las formas de lenguaje, reconociendo el impacto cultural en la tendencia pedagógica, describiendo las relaciones de las sociedades y la relevancia que
otorgan a los procesos de configuración de identidad, democracia e igualdad
(Isaza, 2011).
Es importante en el aspecto cultural y pedagógico, exista el
respeto y la tolerancia a las diversas formas de pensar y orientar la actividad
de conocer la parte ética y estética como una extensión de
diversidad cultural que acompaña la conformación de sociedades, y a su vez, las
actividades para conocer la trascendencia histórica en un acto
ético-político.
Es por eso que El Modelo Pedagógico debe propender a una
flexibilidad sistemática (abertura del sistema) coherente con el contexto,
acorde con la posibilidad de aprender no
solamente por la vía unidireccional del docente, sino además por la interacción
con los pares académicos, los materiales didácticos, los ambientes de
aprendizaje y el conjunto de actores de una comunidad educativa en la cual se
puede tener el rol de tutor o aprendiz, siempre y cuando haya una comunicación
respetuosa, comprensiva y dialógica en lo denominado por Isaza (2011) como “pedagogía
generalizadora” (p. 50).
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